viernes, 28 de noviembre de 2014

Descanse en paz Roberto Gomez Bolaños.

El universo esta de luto, hoy dejo de estar entre nosotros un ser excepcional. Desde muy temprana edad tuve la oportunidad de ver las aventuras del Chapulin Colorado, uno de sus personajes mas queridos. Aunque tuvo muchos personajes mas, fue el chapulín Colorado, ese superhéroe que puede rivalizar en fama con el otro superhéroe mexicano que es el Santo.
Pero, ¿Qué hizo del Chapulin Colorado un personaje digno de admiración?
Empezemos por la frase con la que iniciaba su programa:
Mas rápido que una tortuga
Mas fuerte que un raton
Mas noble que una lechuga
Su escudo es un corazón.
El es… El chapulín Colorado!!!
Como todos sabemos, el chapulín carecía de todos los atributos que normalmente poseen los superhéroes clásicos, sin embargo, poseía un atributo muy singular, y con ese bastaba para compensar todos los demás que carecía. Su nobleza, su nobleza.
Es un ejemplo para todos nosotros, el saber de un hombre débil, tonto y torpe, que hizo frente con valentía a todo, incluso sus defectos para poder ayudar a los demás. Solo era necesario que alguien pidiera ayuda para que él estuviera ahí, arriesgando todo por poder ser útil a los demás.
Armado con juguetes, contando solo con su astucia y su nobleza duro años, dejando una gran huella en los corazones de todos los que vimos y disfrutamos de sus aventuras.
Me quedo con las grandes enseñanzas de este héroe, y las de su creador, con todos sus logros.

Los buenos siempre te seguiremos!!!

viernes, 7 de noviembre de 2014

Dogen Zenji tuvo la siguiente experiencia cuando estaba en el templo Keitokuji en la Provincia Chekiang, China. Un día que iba a visitar a Myozen, su compañero de viaje que se estaba recuperando de una enfermedad en el hospital, pasó por la Sala del Buda. Allí vió a un viejo monje con la espalda curva como un arco y las cejas blancas como plumas de grulla. El viejo monje secaba hongos sobre las baldosas del patio, uno por uno.
Era un trabajo ingrato y abrumador. Su espalda estaba tensa como un arco y sus blancas cejas parecían un penacho.
Se acercó y le preguntó:
"¿Qué edad tenéis?".
"Sesenta y ocho años."
"¿Por qué no le pedís a un sirviente que haga esta tarea?"
“Los otros no son yo”, respondió el cocinero con dureza. Dogen sentiría que un puñal le clavaba el pecho.
"Veo que os ceñís a la regla de los antiguos, pero ¿por qué hacer esta tarea bajo el ardiente sol?"
"¿Dejarlo para más tarde?, ¿para cuando?"
Este segundo puñal penetró aún más profundamente que el primero. Las palabras del monje eran verdaderas joyas, y cada una hizo eco en el interior de Dogen, quien se sintió incapaz de decir nada más.
Más tarde escribió: “Abandoné el intento. Pero mientras caminaba por el pasillo me di cuenta en mi interior de la importante función de su trabajo”.
“Los otros no son yo”. Esta declaración define la ubicación en el espacio, el “aquí”. Y “¿Qué otro momento debería esperar?” define la ubicación en el tiempo, el “ahora”. “No otra persona – Yo; No otro momento – Ahora”. La Realidad es el lugar en donde este "aquí” y este “ahora” se cruzan
Tenzo kyokun
Maestro Dogen.

martes, 4 de noviembre de 2014

La vida vista por un Samurai.

La vida es como una larga travesía con una pesada carga. Sea pues el paso lento y seguro, para que así no de un traspié. Persuádase que la imperfección y los inconvenientes son naturales a los mortales, y que no hay espacio para el descontento ni para la desesperación.
Cuando surjan deseos ambiciosos en vuestro corazón, recuérdese aquellos días difíciles por los cuales ya paso. La paciencia es la raíz para la tranquilidad y la eterna seguridad.
Mire en la ira del enemigo. Si supiese solo lo que es la conquista y olvidara lo que es la derrota, aflíjase, ya que será como una enfermedad. Encontrase los errores en uno mismo mas que en otros

Tokugawa Ieyasu

lunes, 3 de noviembre de 2014

LA REAL MAESTRÍA DE LAS ARTES MARCIALES.

Un día, un maestro de Artes Marciales Norteamericano que vivía en Japón. Tomó un tren cerca de Tokio y se sentó en la hilera del pasillo. A unos escasos metros frente al lugar donde estaba, se encontraban las puertas del tren.
Entre el lugar donde estaba la puerta y sitio donde estaba él, había algunos viajeros leyendo el periódico. A su izquierda había un compartimento con la puerta medio abierta. Él sólo podía ver a aquellas personas que estaban sentadas a la derecha, porque al estar la puerta sólo abierta parcialmente, no podía ver aquellos que estaban sentados a la izquierda.
Al llegar a la siguiente estación, el tren se para y se abren las puertas. De repente entra un individuo grande y de aspecto desaliñado dando voces. De un golpe arranca el periódico del viajero que está más cerca de la puerta. Al ver a aquel ser violento,el norteamericano se prepara para darle una lección.
El individuo violento,que además estaba bebido, se da cuenta de que el norteamericano está mirándolo y entonces se dirige a él con desprecio:
-Tú ,americano ,escoria! ¿Qué estás mirando? Aquel hombre violento, en su ignorancia se fue acercando al maestro norteamericano sin ser consciente de la verdadera talla de su oponente. El norteamericano se estaba preparándose para darle un escarmiento que nunca olvidaría.
De pronto, como saliendo de la nada, se abrió por completo la puerta del compartimento y un hombre mayor y de corta estatura se colocó entre ellos dos.
Posiblemente ,para los que contemplaban nerviosos la escena, aquel anciano era alguien completamente desconocido, per­o no lo era para el norteamericano, el cual reconoció de inmediato a uno de los más grandes maestros de Artes Marciales de Japón, un cinturón negro octavo dan y discípulo directo del maestro Ueshiba.
El anciano, que daba la espalda al norteamericano, se dirigió a aquel japonés violento y abrió los brazos como mostrando una gran sorpresa.
-¡Hombre ,tú has estado bebiendo sake y a mí me encanta el sake!
El otro se quedó desconcertado y sin saber qué contestar. El anciano se le acercó con enorme ternura,lo cogió suavemente de un brazo y le dijo:
-Ven a mi compartimento, vamos
a hablar.
El norteamericano no pudo contener su curiosidad y se asomó lo más discretamente que pudo para ver lo que estaba ocurriendo.
-¿Qué te pasa?¿Por qué estás tan furioso ?
Había algo especial en el tono y en los gestos, un gran respeto, una enorme dulzura, una extraordinaria cercanía.
-Hace una semana perdí mi trabajo y hoy vengo del hospital, mi mujer ha fallecido y ya no sé adónde ir ni qué hacer.
El hombre se puso a sollozar abrazado al anciano. El anciano empezó a acariciar el pelo de aquel hombre que se sentía completamente hundido y entonces le dijo:
-Hoy vendrás conmigo a mi casa y juntos nos sentaremos en el columpio que tengo para hablar como dos buenos amigos.
En aquel momento ,el norteamericano sintió un nudo en el estómago y descubrió lo que era ser de verdad un Maestro, alguien que nunca deja que su fuerza se interponga en el camino del amor.